Jamás pensé encontrarme de frente con las obras de estos tres dramaturgos en la calle,
en un mercado cualquiera, desprovistos de valor alguno, o al menos, uno que no les hace justicia.
Aunque los libros en su interior se conservan en perfecto estado, las tapas deterioradas claman por la salvación y la verdad es que poco se puede hacer más que echarles mucho cariño.
Yo además, intenté adecuarlas a mi espacio con un poco de color, un toque vintage.